Otros sanmartines

En el año 2005 la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) publicó “Palabra Viva” recopilando biografías y textos de autores detenidos/desaparecidos por el terrorismo de Estado entre los años 1974 y 1983. Inicialmente el libro contaba con 103 nombres, cantidad que se amplió a 116 en la edición actualizada aparecida un año más tarde. La lista incluye narradores, poetas, cineastas, periodistas, bibliotecarios y docentes, en un abanico de edades que va de los 16 a los 63 años.

Entre autores unánimemente consagrados como Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Raymundo Gleizer, Francisco Urondo y Héctor Oesterheld hay otros menos recordados, pero igualmente fundamentales para entender aquel periodo siniestro de la historia reciente. Detenerse azarosamente en algunos de esos nombres y leerlos, sentirlos, pensarlos provoca una sensación extraña, entre la tristeza y el deslumbramiento. Así es como uno puede encontrarse con este poema de María Elena San Martín:

Quedate un poco más después del sueño
con tus hombros breves como palomas.
Prometo construir una canción de ramas nocturnas,
no tocar sino el hueco de tu pecho,
mirarte en silencio los párpados cerrados
y no nombrar brujas ni fantasmas
ni muertes secretas como lluvias a la hora del amanecer.
Quedate tapado por las sombras
en un lugar ajeno.
Entonces decretaré territorios para el color de tus ojos.
Si sólo me dejaras quererte las uñas o las encías
de la impotencia;
si solamente me dijeras que existe un lamento
capaz de destruir a todos los otros
y me llenaras de vino la memoria.

Antes de que las yemas de mis dedos me pertenezcan
totalmente;
antes de que dé forma a mi tristeza
para sustituir el asombro que nos ha abandonado para siempre;
antes de que me rescate a la boca de la noche.
Sólo un poco antes,
porque no podré llegar al día si me quedo
aunque sea un momento a solas.
No dejes estas sábanas humedecidas por el océano
aunque conozcas los árboles enfermos,
Si solamente pudiera conocerte un costado que no tenga
lágrimas. 

María Elena fue detenida en julio de 1977 durante un operativo militar – policial realizado en la zona de Panamericana y General Paz. Tenía 19 años. Parece una alegoría grosera que la joven compartiera apellido con el prócer mayor de la historia argentina, pero no es así. Hay otros sanmartines. No los olvidemos.