Rilke y el tiempo





















¿Existe en realidad el tiempo destructor?
¿Cuándo, sobre la montaña en calma, destruirá la fortaleza?
Este corazón, que infinitamente a los dioses pertenece,
¿cuándo lo violentará el demiurgo?

¿Somos en verdad tan angustiosamente frágiles,
como el destino se empeña en hacérnoslo creer?
¿La infancia, la honda y promisoria,
está más tarde y muda, en las raíces?

¡Ay!, el fantasma de la fugacidad
Atraviesa al impresionable y candoroso ser,
como si fuera humo.

Tal como nosotros somos, los vivientes,
somos tenidos, sin embargo, por las fuerzas
perdurables como un hábito de la divinidad.