
En España las tres
novelas más célebres de Antonio Di Benedetto - “Zama”, “El silenciero” y “Los
suicidas”- fueron editadas en un solo volumen bajo el nombre de “Trilogía de la
espera”. Esta es una decisión polémica, ya que el gran escritor mendocino jamás
confirmó esta conexión, pero sin embargo no es tan descabellado. Ese estado de
perpetua postergación es una característica fundamental en la narrativa del
escritor, y sin duda alguna la figura del funcionario español Diego de Zama
representa como pocas esto. Mientras espera un traslado que jamás llega en su
dependencia del Chaco Paraguayo a fines del siglo XVIII, su cotidianidad se va
enrareciendo hasta un grado de puro existencialismo. No es casual que Juan José
Saer señalara a esta novela como un logro digno de Albert Camus.
Como una extraña
sentencia, la vida de Di Benedetto también fue una sucesión de esperas. Trabajando
en un diario de provincia mientras aguardaba a que lo editaran, publicando de
manera casi anónima mientras el “Boom Latinoamericano” le pasaba por al lado,
escribiendo en su celda luego de ser capturado por la dictadura argentina en
1976, esperando volver a su tierra desde el exilio y soñando con un reconocimiento
que solo llegó póstumamente, luego de su muerte en octubre de 1986. Algunos,
como un joven Roberto Bolaño, ya lo habían descubierto, homenajeándolo de
manera más o menos explícita en su excelente cuento “Sensini”.

¿Habría disfrutado el mendocino esta exposición? Difícilmente, ya que Di Benedetto era un hombre de perfil bajo, a contramano de los lujos y de las estridencias de esta época. En sus propias palabras: “Bailar no sé, nadar no sé, beber sí se. Auto no tengo. Prefiero la noche. Prefiero el silencio"