Quizás lo que más
inquieta de esperar es esa situación de incertidumbre en la que al objeto o
momento deseado puede estar muy lejos o muy cerca. Incluso puede no llegar
nunca. Gran parte de la maestría del clásico “Esperando a Godot” de Samuel
Beckett es subrayar no solo el inevitable tedio de este estado, si no que la
gran paradoja de la espera es que consiste en pura inacción; para esperar no
hay que hacer nada.
En España las tres
novelas más célebres de Antonio Di Benedetto - “Zama”, “El silenciero” y “Los
suicidas”- fueron editadas en un solo volumen bajo el nombre de “Trilogía de la
espera”. Esta es una decisión polémica, ya que el gran escritor mendocino jamás
confirmó esta conexión, pero sin embargo no es tan descabellado. Ese estado de
perpetua postergación es una característica fundamental en la narrativa del
escritor, y sin duda alguna la figura del funcionario español Diego de Zama
representa como pocas esto. Mientras espera un traslado que jamás llega en su
dependencia del Chaco Paraguayo a fines del siglo XVIII, su cotidianidad se va
enrareciendo hasta un grado de puro existencialismo. No es casual que Juan José
Saer señalara a esta novela como un logro digno de Albert Camus.
Como una extraña
sentencia, la vida de Di Benedetto también fue una sucesión de esperas. Trabajando
en un diario de provincia mientras aguardaba a que lo editaran, publicando de
manera casi anónima mientras el “Boom Latinoamericano” le pasaba por al lado,
escribiendo en su celda luego de ser capturado por la dictadura argentina en
1976, esperando volver a su tierra desde el exilio y soñando con un reconocimiento
que solo llegó póstumamente, luego de su muerte en octubre de 1986. Algunos,
como un joven Roberto Bolaño, ya lo habían descubierto, homenajeándolo de
manera más o menos explícita en su excelente cuento “Sensini”.
Crítico, guionista y
cinéfilo apasionado, a Antonio quizás le habría gustado ver las adaptaciones
fílmicas de sus novelas. A la notable “Aballay” de Fernando Spiner y a la menos
lograda “Los suicidas” de Juan Villegas se agregará en un tiempo el filme que
Lucrecia Martel rodará basado en “Zama”. Pero, una vez más, habrá que esperar
para ver los resultados. Nicolás Sarquís ya había intentado llevar la historia
a la pantalla a mediados de los años 80’, pero la producción fue abandonada.
¿Habría disfrutado el mendocino esta exposición? Difícilmente, ya que Di Benedetto era un hombre de perfil bajo, a contramano de los lujos y de las estridencias de esta época. En sus propias palabras: “Bailar no sé, nadar no sé, beber sí se. Auto no tengo. Prefiero la noche. Prefiero el silencio"