LOS INCORRECTOS


Jonathan Franzen es como el niño que aparece en la tapa de su libro “Las correcciones”. El muchacho – sano, rubio y bien vestido – está sentado a la mesa esperando a que los adultos le sirvan la comida. Sin embargo mira con desconfianza y timidez, como sabiendo que forma parte de algo que en el fondo es una farsa. Claramente presiente que detrás de todo opulento banquete se esconde un mundo de mentiras y miserias.

Dicho de otra manera: ningún imperio se hace grande sin tener que negar las contradicciones que su discurso representa. Escrita justo durante el cambio de siglo esta ambiciosa historia retrata a la familia Lambert durante cincuenta años y también capta las idas y venidas de la economía americana justo antes de la crisis actual. Las tiranías y los ocultamientos irán in crescendo hasta la inevitable catarsis de un día navideño donde las máscaras caerán.

Cabalgando entre la épica costumbrista, la sátira social y la experimentación narrativa Franzen logra la primera gran novela del siglo XXI, en la tradición de Capote, Roth o Pynchon. Y lo hace con la misma mirada que el niño de la tapa; sabiendo que participar de un sueño (americano) es también una pesadilla.

Una pesadilla que merece disfrutarse.